Domingo 24 de noviembre 2024

Los biocombustibles ya son parte de la agenda energética

Santa Cruz.- El optimismo del brasileño Luiz Orlandi sobre el futuro de los biocombustibles en el mundo contagió a los asistentes al 4to Congreso Internacional Bolivia Gas & Energía 2011, sobre todo por los resultados que reveló sobre la industria brasileña del etanol derivado de la caña de azúcar.



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Santa Cruz.- El optimismo del brasileño Luiz Orlandi sobre el futuro de los biocombustibles en el mundo contagió a los asistentes al 4to Congreso Internacional Bolivia Gas & Energía 2011, sobre todo por los resultados que reveló sobre la industria brasileña del etanol derivado de la caña de azúcar.

Orlandi, director del Instituto Brasileño del Petróleo, Gas y Biocombustibles (IBP), expuso “Presente y futuro de los biocombustibles”, en la que destacó las ‘ganancias’ medioambientales, corto ciclo de producción y generación de fuentes de trabajo, entre otros. Al mismo tiempo, recalcó que los biocombustibles no tienen jamás la pretensión de sustituir al petróleo, pero es un complemento que puede mitigar la dependencia de ciertos países.

Según los datos mostrados por Orlandi, Estados Unidos ocupa el primer lugar en producción de etanol, con 50 millones metros cúbicos por año, mientras Brasil ocupa el segundo lugar con 28 millones de litros. En cuanto al biodiesel, Alemania es el principal país productor, aunque con una dura diferencia: los subsidios.

“El hecho más importante que propició la inserción de los biocombustibles en la matriz energética (en Brasil), para mí, fue la popularización de los motores (de vehículos) flex fuel, que permite al propietario  decidir qué combustible va utilizar, por el precio y las condiciones. Es una situación que cambió mucho porque Brasil solo tenía coches para etanol o solo para nafta”, expresó.

Al mismo tiempo, mencionó que Brasil creció en materia de biocombustibles en los últimos 10 años gracias a la fuerte ampliación de la productividad de la caña de azúcar, que pasó de las 46 toneladas por hectárea, a las 80 actuales, lo que dio un salto cualitativo que llevó al país sudamericano a convertirse en el único en utilizar el etanol como combustible único puro, frente a otros que lo utilizan como aditivo.

“Cuando hacemos la comparación de la utilización de la caña de azúcar, maíz, trigo y remolacha, se puede ver que la reducción de emisiones de CO2 es muy favorable a la caña de azúcar. La reducción es del 90% contra maíz (utilizado en Estados Unidos) que es 35%”, dijo Orlandi al referirse a las ventajas medioambientales, como la productividad que es de 7.000 litros por hectárea, el doble de la producción de maíz y casi tres veces mayor a la del trigo.

Al finalizar, el director del IBP se refirió a la cuestión sobre el remplazo de áreas destinadas a la producción alimentaria, calificándola como “no necesariamente una verdad”. “En Brasil tenemos un área total para cultivo de 850 millones de hectáreas, de las cuales 340 millones están cultivadas. La caña de azúcar ocupa, del área total solamente 0,9% con caña, por lo que no me parece que esté sustituyendo comida por caña de azúcar”.

“Me parece que muchos países como Bolivia -añadió- tienen las condiciones para empezar un programa ligada a los biocombustibles, sobre todo al etanol, porque tiene áreas potenciales que no las está aprovechando”, concluyó, al mencionar que el desafío para todo el mundo es la búsqueda de mejores y nuevas tecnologías para la producción de etanol.


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