Jueves 26 de diciembre 2024

Bromelia amazónica brasileña podría sustituir a los plásticos derivados del petróleo



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Agencia Brasil.- La investigación sobre una bromelia nativa de la Amazonia similar a la piña —la Ananas erectifolius, también conocida como curauá— revela un prometedor potencial como alternativa sostenible a los plásticos derivados del petróleo. El estudio, realizado en el Centro de Bionegocios de la Amazonia (CBA) en Manaos, se lleva a cabo en colaboración con agricultores familiares.

En esta iniciativa, el CBA proporciona las plántulas y capacita a los productores en técnicas de cultivo y producción de fibra. Además, colabora estrechamente con una empresa para la fabricación de bioplásticos. "Nuestro objetivo es desarrollar cadenas productivas que generen desarrollo económico y social, aprovechando las propiedades únicas de esta fibra, que se ha utilizado en la creación de patentes para chalecos antibalas, vigas para construcción y materiales antisísmicos debido a su alta elasticidad y resistencia", dijo Simone da Silva, directora de Tecnología Vegetal del CBA.

El curauá, presente en regiones no forestales, muestra una estrecha adaptación a las condiciones climáticas y del suelo caracterizadas por baja saturación, acidez y poca fertilidad. Esta planta se considera una excelente opción para la gestión sostenible, ya que prospera en áreas sombreadas y en asociación con otras especies.

Una ventaja significativa es que la preparación del terreno no requiere deforestación ni quema, y la siembra puede realizarse en cualquier temporada del año. "Esto está alineado con nuestra visión de establecer sistemas agroforestales", indicó la investigadora. "Los productores no necesitan abandonar sus cultivos tradicionales como el açaí, la mandioca, la papaya o el maracuyá; pueden cultivarlos de manera integrada".

Potencial económico

La sostenibilidad del curauá también se refleja en su viabilidad económica, lo que ha despertado el interés de la industria como alternativa al polietileno petroquímico, la fibra de vidrio y otras fibras naturales como la malva y el yute, que son importadas de Bangladesh.

"Es una especie nativa de la Amazonia con un potencial comercial considerable. Nuestra investigación ha demostrado que su fibra es actualmente la opción natural más resistente mecánicamente", afirmó Caio Perecin, director de Operaciones del CBA.

El procesamiento de esta bromelia amazónica es también sencillo y puede realizarse adaptando equipos de procesamiento de sisal. Según la investigadora Simone Silva, estas máquinas son seguras y no conllevan riesgos significativos durante su manejo.

"Nuestra propuesta es que los productores no solo vendan la hoja, sino que también suministren la fibra, buscando generar el mayor valor agregado posible", añadió Silva.

Las plántulas cultivadas en laboratorio incluyen el curauá blanco, una especie que se distingue naturalmente por su mayor capacidad de macollaje en comparación con el curauá púrpura. Tras la plantación, el cultivo se cosecha por primera vez después de 10 a 12 meses. A partir del segundo año, puede ser cosechado de tres a cuatro veces al año.

A pesar de que el mercado del curauá aún no está establecido en la región, los investigadores prefieren no especular sobre los ingresos de los productores. Sin embargo, aseguran que varios sectores industriales han mostrado un interés considerable. "Los sectores interesados afirman que, dado que pagan altos precios por la fibra de yute y malva importada de Bangladesh, están dispuestos a pagar lo mismo por la fibra de curauá, la cual puede generar entre R$ 9 y 10 por kilo", señaló Silva.


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