Miércoles 17 de diciembre 2025

Con la soga al cuello no se juega



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Una movilizacin en defensa de la democracia convocada por el gobierno, acusando a la derecha de estar en aprestos golpistas, nos obliga a preguntar, es cierto? Para que exista la necesidad de llevar a cabo esa convocatoria algo muy serio e inminente debera estar sucediendo. Qu sabe el gobierno que la ciudadana desconoce? Y, por otra parte, cun fuerte se siente el gobierno para protegerse de aprestos golpistas, que parece no quedarle otra que convocar a una movilizacin en su defensa?

Un somero anlisis de situacin y lectura de la realidad nos dice que en Bolivia no existe una derecha poltica, no hay un solo actor o dirigente que se reclame como tal, todos sin excepcin declaran ser de centroizquierda, es decir, zurdos moderaditos y todos ensalzan al Estado como el hacedor supremo de la sociedad. Esta casta poltica de corte esencialmente estatista llega a lo mucho a reclamar, al propio Estado que defienden, ceder espacios para desarrollar su fuerza productiva, como: autonomas limitadas, derechos de libre comercio o ltimamente la realizacin de un censo, que le arranque al Estado unos miles de bolivianos ms para hacer pequeas obras.

Confundir estos reclamos baratos con actitudes golpistas, nos habla de la pobreza conceptual que tiene el gobierno en su lectura de la realidad objetiva. No hay derecha boliviana, hay sectores que quieren mejorar su espacio poltico compitiendo en obras con el gobierno central. Eso es todo.

Entre el gobierno y la oposicin funcional que hay, observamos una lucha por el control del Estado, para continuar con el proceso de explotacin de materias primas, con el reparto de los ingresos provenientes de esa explotacin haca sectores privilegiados que convierten esas transferencias en algunos casos en capital, y otros, la mayora, en consumo suntuario.

La lucha no es por cambiar el sistema poltico, econmico y social, es por el control del reparto de los ingresos que tienen pleno control en los mercados internacionales y que definen el precio de las materias primas. Es una cuestin de quien reparte desde el Estado y a quienes se reparte.

As que de derecha y aprestos golpistas no debera hablarse. Entre el gobierno y la oposicin hay una comunidad de intereses que estn por encima de visiones ideolgicas.

La convocatoria entonces fue para encubrir problemas internos que afligen al gobierno, como sus pugnas por ocupar cargos administrativos de poder, ausencia de visin de Estado, prdida de ingresos por exportaciones, altos niveles de subvenciones y burocracia social que lo convierten en presa fcil del centro de poder manejado desde el Chapare y que se llama narcotrfico, al punto de tener que hablar de unidad en medio de la divisin que esto provoca y de pintar diablos en la pared para acusarlos de desestabilizacin e intentos de golpe.
Estn confundiendo a sus movimientos sociales a propsito, porque saben que ms temprano que tarde no van a tener cmo explicarles los ajustes a su economa, cuando el derroche acostumbrado llegue a su fin.

El presidente Arce no es solo prisionero poltico del narcotrfico cocalero, sino de esos sectores populares a los que est apelando para que lo defiendan. Cuando Evo Morales crea que ha llegado el momento de soltarle la mano, al mismo tiempo la soga de esos movimientos sociales le apretaran el cuello.