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Las vueltas que da la vida. Hace 17 años que, en nombre de la defensa de los recursos naturales llevaron a cabo el derrocamiento de un gobierno constitucional. Fue el gas, la causa que tomó la forma de bandera.
Gonzalo Sánchez de Lozada, quería ampliar los mercados del gas al norte, dada la cantidad de reservas, probadas, probables y posibles que superaban lo 50 TCF. El proyecto requería un puerto de salida y la reconversión de gas para su transporte.
La puerta de salida más económica era por Chile y esto, llevaba a negociar los términos y condiciones entre: Bolivia, Chile y los inversores. Habiendo transcurrido el tiempo, para su consideración histórica ¿no era esta visión la adecuada?
En ese entonces, la sedición, seducida por las alarmas cubanas al grito de “vende patria” y habiendo fijado en el MAS sus ojos políticos, incendió la pradera altiplánica y chapareña, para alertar “al pueblo” sobre este atentado a la soberanía nacional que pretendía “regalar” nuestro gas, al enemigo chileno.
Así, en mayo del 2006 el gobierno del MAS decidió “nacionalizar el gas”. Con banderas y ocupación militar a un campo administrado por PETROBRAS empresa estatal brasilera. Ese fue el comienzo del fin en la historia del gas boliviano.
Hoy, 17 años después, el MAS como gobierno ha explotado esas reservas hasta el agotamiento, sin reposición y, todo indica que a más tardar el 2030 Bolivia estará importando hidrocarburos. Vivir para contar. Con el agregado sobre el desatinado juicio a Chile en la CIJ de La Haya, para obligarle a negociar una salida, terminó con el reclamo para siempre.
Nos quedamos sin gas, sin salida soberana al Pacífico, con deuda, sin reservas internacionales, sin DEGs y con un puñado de oro. Este fue el fin de la “defensa inclaudicable de los recursos naturales” Los guerreros del gas pueden bailar alrededor del muerto.
Como toda causa tiene su efecto, el gas que inauguró la era Evista de las nacionalizaciones, es el que lo termina enterrando. Duró tanto como esas moléculas en boca de pozo.
Pero el costo social de todo esto, es enorme. Bolivia ha retrocedido 20 años. No le quedan sino las históricas reservas mineras de estaño, zinc, oro, ahora con el agregado del Litio. Volvió a su punto de partida: Economía primaria, dependiente del precio en los mercados externos, atrasada tecnológicamente, con mayor población, con un Estado macrocefálico ineficiente y aislada del mundo.
¿Será posible terminar con esta trágica historia de fracasos repetidos, cuando ya nadie te nombre?