Loading
No debemos confundir el ser con el tener (se puede tener mucho, pero ser muy poco); tampoco, confundir el ser con el hacer (no es cuestión de colocar rótulos o etiquetas, según lo que se haga o aparente hacer -actividad, profesión, oficio, etc.- porque si dejamos de hacerlo no es que hayamos dejado de ser o de existir).
La autoestima, no está en función al reconocimiento del otro o de los demás. Evitemos aquella neurosis social de parecer lo que no es, en vez, de ser lo que es.
Identidad individual y hábito de consumo, no es lo mismo. No caigamos en aquella manipulación de pretender mostrar la identidad individual a través de la compra y el consumo.
Para no caer en el embuste, es menester, más autoconocimiento, discernimiento e integridad; y, menos inconsciencia, mentira y engaño.
Describir la esencia de una persona, no se circunscribe a lo que compre o consuma (por mucho que los mercaderes, por puro intereses, traten de engatusar a través de las comparaciones) ni que, por ello, un ser humano sea mejor persona que otra.
Ser uno mismo significa ser lo que tú eres y no lo que los otros quieren que tú seas. Cada persona, con su propia identidad individual, viviendo, desarrollando su conciencia y mejorando en integridad.
Se comienza el mundo a cambiarlo, comenzando a cambiarnos a nosotros mismos para el bien, en libertad interior, con sentido común sin fanatismos ni dogmas y, de esa manera (trabajando en nosotros mismo), se propaga ese cambio y en consecuencia la realidad cambia.