Jueves 14 de noviembre 2024

Urge prontas reformas



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Como bien sabemos, todo cambio externo (de fachada) es simple reforma mientras que el cambio interno es verdaderamente capaz de producir transformación. Toda transformación empieza en lo personal y, de esa manera (trabajando en nosotros mismo), se propaga ese cambio y en consecuencia la realidad cambia.

Desde una perspectiva económica, existe una íntima correlación entre macroeconomía (macro) y microeconomía (micro), porque si la micro no funciona, la macro se cae por la falta de recaudación (contribuciones). Y si la macro no funciona (explota), la micro tampoco porque se acrecientan las abusivas y perniciosas apropiaciones vía impuestos y/o emisión monetaria (pérdida del valor adquisitivo del dinero) por la inflación, lo cual conlleva, a una merma traumática del valor de los recursos económico de todas las personas. Es decir, al provocarse tensión en el lado de los precios y con el dinero constantemente depreciado, tarde o temprano, el consumidor se verá perjudicado y sus derechos afectados.

La macro le corresponde al Estado (los gobiernos), mientras que la micro depende mucho de lo que hagamos nosotros. Que la macro puede influir a la micro, sí, pero la decisión de la micro está en manos de nosotros, no de los políticos; por lo tanto, una verdadera "transformación", depende de nosotros mismos (de nuestra decisión personal) a través de cambios positivos de hábitos, dominio propio, esto es, que estemos auténticamente dispuestos y predispuestos a cambiar para bien; y, a su vez, exigiendo integridad, transparencia y responsabilidad a las autoridades y servidores públicos.

En lo que respecta a decisiones externas (no personal), es decir, al Estado, ante los problemas del descenso de la producción y las exportaciones de gas, con sus implicancias como la caída del volumen de dólares que llegan al país sumado al enorme déficit fiscal, al monstruoso gasto público y la nociva idea de pretender construir un país con puros planes sociales, empleo público e informalidad, corresponde con premura, realizar "reformas", tener un presupuesto general del Estado más austero, no afianzarse endeudando en exceso al país, se debe buscar el equilibrio.

Entre las reformas, mencionar las siguientes:

a) una reforma estructural del Estado, achicando el tamaño del Estado agigantado (reducir la cantidad de funcionarios públicos a nivel nacional, digitalizar la tramitación de la función pública sin tener excusas encubiertas que solo buscan empoderar lo estatal y generar trabas burocráticas que muchas veces alientan la corrupción), bajando el déficit fiscal y el gasto público, donde la obra pública no sea la madre de la corrupción pública y los medios de comunicación dejen de ser aliados de la casta politiquera para el enriquecimiento inicuo además de supervisar la calidad del gasto público (una vez que éste sea reducido) y hacer un freno a la emisión;

b) reformas en la configuración de la burocracia, apuntando hacia una desregularización de la economía, a que no existan trabas en todo el proceso económico (por el cual, usualmente pretende el político y burócrata, justificar su existencia y su supuesta indispensabilidad) pues lo único que hacen es encarecer en sobremanera los costos de transacción. No se justifica tanta regulación cuando ésta está asfixiando y matando la productividad y peor aun cuando no se evidencia calidad de vida en las personas (no se tiene seguridad, salud, educación de calidad), por cuanto, para nada se ve el efecto positivo de toda esa excesiva regulación y opresivo control.
Por otro lado, teniendo en cuenta el abismal porcentaje de la informalidad delincuencial (como ser: el contrabando, el lavado de dinero acumulado por los corruptos, del narcotráfico, etc.), los empleos informales, la inexistencia de prestaciones eficientes de servicios públicos, no se tiene garantizada la seguridad física de las personas y se carece de certidumbre jurídica, amerita tomar medidas tendientes a provocar generación de empleos; por ende, urge:

c) reforma de flexibilización laboral que haga que las empresas quieran contratan gente (reforma laboral);

d) transformar los planes sociales en trabajo genuino (reforma de las subvenciones);

e) una vez que se reduzca el déficit fiscal, es preciso realizar una profunda reforma tributaria (bajar impuestos), porque si hay déficit fiscal, los impuestos no bajarán, y sin reformas laborales muy difícilmente seremos atractivos para atraer verdadera inversión productiva, que tanta falta hace.

Y finalmente, f) es menester un compromiso por la productividad, las exportaciones y conectar a Bolivia con el mundo, pero desde una visión pragmática, dejando de lado, los fanatismos ideológicos y dogmáticos (bajo el absurdo debate de izquierdas y derechas, lo cual es una distracción, pérdida de tiempo y son usados como pretextos ante la mediocridad y la falta de debate parlamentario de calidad), con un enfoque continental latinoamericano, donde todos nos identifiquemos como personas portadoras de los mismos derechos fundamentales y, por lo tanto, no podemos esclavizarnos ni convertirnos en un instrumento para el otro, porque todos tenemos la misma dignidad de ser humano (no somos quienes para someter al otro); por ende, tampoco debemos comprarnos pleitos ajenos, bajo percepciones ridículas maniqueístas de que existe en el mundo potencia buena o potencia mala, cuando en realidad, en ese plano económico solo existen intereses, por ende, se merece un justo equilibrio en los convenios.

Con todo ello, debemos saber anticiparnos a los enormes problemas. Saber manejar los tiempos para evitar luego caer en las falsas apariencias, donde presuntuosos adefesios a manera de consuelo, se creen mejor que los demás porque consideran que ellos están menos peor que el otro (esto usualmente se ve reflejado, bajo frases hipócritas e insensatas, como: “yo estoy bien, no es mi caso, pero me da mucha tristeza los demás).

Para todos ellos, adviértase, lo siguiente: si en un lugar reinara la inseguridad total, la corrupción generalizada y desvergonzada, la falta acceso a servicios de calidad, entre otro perjuicios más, en realidad todo estará mal, es una mentira de que alguien diga que, en él, todo está bien, de que no es su caso (un simple ejemplo: dicha persona no podrá salir despreocupadamente a la calle para farsantear su vehículo último modelo, porque corre el riesgo de ser asaltado o de perder la vida, tampoco podrá dejarlo parqueado en cualquier lugar, ni podrá él o su familia pasear, libremente, sin escoltas y/o guardias de seguridad, por temor a ser atacado delictivamente: robado, secuestrado, extorsionado, etc.).