Bolivia asume la Presidencia del Consejo Permanente de la OEA y estará al frente de la elección del sustituto de Almagro

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El Estado Plurinacional de Bolivia asumirá este 1 de enero la Presidencia del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) hasta marzo, cuando se elija al sustituto del actual secretario general Luis Almagro.

Durante este período, Bolivia liderará las reuniones y coordinará las actividades del Consejo en apego estricto a las normas y prácticas multilaterales que rigen a la organización, refiere un reporte institucional.

El Consejo Permanente es el órgano de gobierno más importante de la OEA y está conformado por los embajadores de los 33 países miembros de la organización multilateral.

La presidencia rota entre todos los países, llegando cada uno de ellos a ejercerla aproximadamente cada ocho años. La última vez que Bolivia la ejerció fue de abril a junio del 2017, entonces a cargo del embajador Diego Pary.

En ese sentido y de acuerdo con las atribuciones establecidas en el Reglamento, el representante Permanente de Bolivia ante la OEA, Héctor Arce, ejercerá la Presidencia convocando, abriendo y clausurando las sesiones, dirigiendo los debates, sometiendo a votación los temas en agenda y anunciando los resultados.

Además, resolverá cuestiones de procedimiento y coordinará la instalación de comisiones, siempre en apego a las disposiciones reglamentarias.

En marzo de 2025, bajo la presidencia de Bolivia, se llevará a cabo la elección del nuevo secretario general de la OEA, marcando la conclusión del mandato de diez años de Luis Almagro.

“La presidencia de Bolivia garantizará la transparencia y la equidad en todos los procesos de administración que hacen a este órgano fundamental de la organización, buscará siempre el estricto apego a la Carta Fundacional de la OEA y la normativa de la organización, así como el consenso en los temas que sean de competencia de esta”, apunta el boletín.

Bolivia reiteró su compromiso con el multilateralismo, el respeto a la Democracia, la Institucionalidad de los países miembros, la plena vigencia de los derechos humanos y la cooperación regional, apostando siempre por una profunda reforma de la organización, para construir una OEA más inclusiva y más representativa de los sectores sanos de “nuestras nacionalidades y en la que todos los países nos sintamos representados, respetados e integrados”.