Viernes 15 de noviembre 2024

La vida es mucho más sencilla y bella



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El problema no es afuera sino adentro. Tanta energía perdida cumpliendo sueños o anhelos que no son de uno, cumpliendo expectativas de un sistema que a uno ni le han preguntado, creyendo cosas que escuchó y lo único que hace es repetirlas sin razonar, sin pensar, sin reflexionar, sin analizar, tan sólo imitar.

Negándose a ser feliz al establecerse una serie de falsas creencias con la etiqueta de felicidad, por Ej.: andar distraídos creyendo que la felicidad es ganarse un Óscar, un balón de oro, es tener millones; que felicidad es automáticamente desarrollo económico; creer que idealizando a la pobreza como sinónimo de bondad o romantizando a la delincuencia (falta de ética, ausencia de moralidad, integridad y honestidad) para conseguir crecimiento económico alcanzaremos la felicidad; que felicidad es tener lapsos o breves episodios de calma, autosugestión, relajación y meditación; que felicidad es viajar, es casarse, es tener hijos, es tener un cuerpo perfecto, tener lujos; es estrenar vehículos, relojes o celulares de alta gama; es tener la grandiosa casa; creer que el universo te dará la felicidad y lo que quieras; que el exceso de optimismo o positividad tóxica (carente de sentido común) es felicidad; que la felicidad es lograr cosas; que ser feliz es como jugar battle royale y salir sobreviviente de la partida a punta de crueldad (matar a otros); que felicidad es lograr algo; que para ser feliz debemos huir de la derrota, que debemos tener terror, miedo, pavor o sentirnos pésimos ante el fracaso, que perder es lo peor, llegando incluso a verse severamente afectados de la salud por aferrarse a esa idea; etc. y etc.

Dichas creencias trampas se van reproduciendo en cadena por generaciones, convirtiéndose incluso en una rutina, desperdiciando tiempo y energía (pues una vez, obtenido lo que buscó según aquella su creencia, resulta que se da cuenta, que igual sigue llevando una vida infeliz e insatisfecha con molestia y preocupaciones, por lo que empieza a buscar algún escape de sosiego, conformándose con sentir breves emociones de placer como pasatiempo o placebo, hasta el día, que llegue su deceso; o, si nunca logra lo que buscaba conforme a dichas creencias, pues se auto condenó a llevar una vida desdichada de permanente infelicidad hasta su muerte), sin ser en ningún momento verdaderamente agradecidos por su propia existencia, por estar vivo, sin ser feliz por lo que es (por su propio ser, sin llegar a conocerse y aceptarse a sí mismo, para cultivarse y mejorar de forma integral), sin valorar ni darse cuenta sobre lo feliz que siempre fue y es, teniendo por obsequio: "vida en el presente" (jamás siendo auténticamente consciente de ello).

Vive íntegra, total e integralmente, esto es, a) llevar una vida con integridad; b) vive totalmente (nuestra vida que tenemos, debemos conocerla, explorarla) y c) vive integralmente (cuidando espíritu, alma y cuerpo), en paz con el prójimo, llevando una vida de amor a los demás, desplegando nuestros talentos, dones y habilidades, sin mentir (no ser un mitómano, que aparenta lo que no es, para ser aceptado y conseguir algo bajo engaño), sin manipular ni dejarse manipular, actuando en la medida de lo necesario y teniendo aspiraciones (mientras se vive) con dominio propio sin caer en los extremos de la vanidad, la egolatría, la codicia, la lujuria (y sus derivados: erotismo, sociedad hipersexualizada, etc.) y las ansias de poder como psicopatía y estupidez.